El Antiguo Egipto: análisis y propuestas para su enseñanza
en 1º de la ESO
Pablo García
Ureña
Introducción
El Antiguo Egipto es un periodo muy
atractivo para los alumnos, que fascinados por su paisaje, el colosalismo de
sus arquitecturas y sus creencias en la vida de ultratumba, muestran más
interés ante estos contenidos. Fascinación alimentada también por su carácter
enigmático, especulaciones peregrinas en torno a su origen y por multitud de
películas de escaso rigor histórico. En todo caso, nos encontramos con una gran
estabilidad y unidad para 3000 años de historia, algo que facilita la
comprensión del alumno. Evidentemente habría que atender a las peculiaridades
de cada periodo en cuanto a dinastías más relevantes, su organización, los
conflictos religiosos, las manifestaciones artísticas y los periodos de crisis.
Como veremos, los libros de texto van a insistir en las generalizaciones
dejando en un segundo plano o directamente obviando las particularidades de
cada etapa.
El Antiguo Egipto en los libros de texto
Como acercamiento a la visión que
sobre Egipto se transmite en los libros de texto de secundaria, se han
analizado los libros de las editoriales Edebé (Albolea Sánchez, 1998),
Edelvives (Algora Alba, 2002), Santillana (Grence Ruiz, 2011) y Oxford (Carrasco
Márquez, 2011).
Los libros de texto consultados
varían ostensiblemente en su extensión, que incluyendo los ejercicios que
acompañan al final del capítulo dedicado al tema de Egipto, va de las 8 páginas
de Edebé a las 20 de Oxford. Pero esta diferencia de extensión resulta
engañosa, pues la diferencia estriba no tanto en la profundidad de las
explicaciones como en el mayor o menor uso de grandes imágenes o ilustraciones
en sus páginas. La realidad es que en cuanto a contenidos el nivel es muy
similar, salvo quizás el caso de Edebé –el libro más antiguo– que profundiza un
poco más en sus explicaciones.
Respecto a la organización de los
contenidos, los cuatro libros consultados mantienen una estructura similar:
comienzan con un apartado dedicado al marco geográfico, continuado por la
periodización histórica o la organización social –según el libro–, para seguir
con la religión y la creencia en la vida después de la muerte, finalizando con las manifestaciones artísticas.
El
espacio dedicado al marco geográfico es en torno a una página, en la que se
incide en la importancia del río Nilo en el desarrollo de la civilización
egipcia y se distingue entre Alto y Bajo Egipto. Se menciona la gran longitud
del río, situando su inicio en el lago Victoria –lo que sería el Nilo Blanco,
sin hacer referencia a su otro gran ramal que surge de Etiopía, el Nilo Azul. Por
otra parte, se menciona la longitud del Nilo, pero ésta no aparece reflejada en
los mapas que acompañan al texto –mapas que tampoco sitúan Egipto en relación a
otras regiones. Se describe cómo las crecidas anuales del mismo permitían
fertilizar las tierras de sus riberas posibilitando así la agricultura, base de
la economía egipcia. En este sentido se insiste la dependencia de la población
egipcia de esa regeneración anual propiciada por el Nilo. Así mismo se destaca
como vía de comunicación y fuente de pesca y plantas de papiro, remarcando el
modo en que la vida de la población egipcia dependía. A pesar de la insistencia
de los libros de texto en la importancia determinante del Nilo, ninguno señala
su influencia en la religión y la creencia en la vida tras la muerte.
Las
etapas de la historia de Egipto también se muestran en una página,
distinguiendo tres o cuatro periodos: Imperio Antiguo, Imperio Medio, Imperio
Nuevo y “Baja época” (en el libro de Oxford). Los libros comienzan esta
periodización de un modo un tanto abrupto en el Imperio Antiguo sin hacer
referencia a qué ocurría con anterioridad en la región, y resultaría útil
presentar al alumno brevemente la neolitización, la evolución de las primeras
aldeas a pequeños reinos y los conflictos entre ellos, hasta llegar al Egipto
protodinástico o dinastía 0. En cuanto a la periodización de cada etapa, los
libros no coinciden entre sí en ningún caso, por lo que sería conveniente relativizar
su exactitud y dar cifras más redondas al alumno. A pesar de que en este
apartado se trate de etapas y cronologías, sólo dos de los libros consultados
incluyen un eje cronológico (Santillana y Oxford). Resulta muy clarificador el
eje cronológico de Santillana ya que recoge las etapas de crisis (los llamados
periodos intermedios), algo que en el resto de libros consultados es obviado.
Tampoco se van a hacer distinciones entre dinastías, aunque podría ser
interesante un acercamiento a las más importantes.
Cada una
de las etapas va a ser tratada de modo esquemático, sin explicar mínimamente
las características que se dan como esenciales. En el Imperio Antiguo, se
esboza la figura del faraón, citando varios faraones famosos por su legado
arquitectónico y mencionando la capital, Menfis. El final del periodo sólo es
explicado por Edebé [Albolea Sánchez, 1998, 73], señalando los conflictos
religiosos y la pérdida de poder del faraón como causas de dicho final.
Del
Imperio Medio se destaca el cambio de la capital a Tebas y la expansión
territorial hacia el sur, definiendo el periodo como “prosperidad y
renacimiento en la cultura egipcia” [Algora Alba, 2002, 136] pero sin entrar en
detalles. El final del Imperio Medio se justifica por la invasión de pueblos
extranjeros.
Respecto
al Imperio Nuevo se destacan los faraones más señalados y la continuación de la
expansión territorial. En este periodo los libros consultados sí van a
detenerse algo más en las causas de sus crisis, aludiendo a los conflictos
religiosos y al creciente poder de la casta sacerdotal en detrimento del poder
del faraón, hasta llegar a los ataques de los denominados pueblos del mar. Como
punto final de la periodización, se menciona la debilidad de Egipto durante el
último milenio y el dominio extranjero hasta llegar a convertirse en provincia
romana.
En
cuanto a la organización social, las funciones de cada grupo van a ser
esbozadas en una o dos páginas. Llama la atención la ingenuidad que fomenta
Oxford, ya que tras citar al faraón y al grupo dirigente, denomina a soldados,
campesinos, artesanos y extranjeros “como el resto de las personas libres” [Carrasco
Márquez, 2011, 172]. En contraste, Santillana explica que ese sector
mayoritario de la población estaba “sometido a las decisiones del faraón, los
nobles y los sacerdotes” [Grence Ruiz, 2011, 185]. Los escribas van a recibir
una mayor atención, destacando su consideración social y dedicando un apartado
a la escritura en Egipto. En este aspecto destaca Edebé, que muestra ejemplos
de escritura jeroglífica, demótica e hierática, y menciona a Champollion y la
piedra Rosetta [Albolea Sánchez, 1998, 75]. Dentro del apartado de la sociedad
egipcia destacan Oxford y Santillana por incorporar un apartado dedicado a la
situación de la mujer en el Antiguo Egipto, destacando que gozaban de mayor
libertad que en otras civilizaciones y citando a Hatshepsut y Cleopatra.
La
religión y la creencia en la vida tras la muerte es otro de los apartados
comunes a los libros consultados. Su extensión es variable, de una a cuatro
páginas, pero como se indicaba en la introducción, depende en gran medida de la
cantidad de espacio que ocupen las imágenes que acompañan al texto. Se va a
resaltar la importancia de la religión en Egipto, aludiendo también a su
carácter politeísta y zoomorfo. En ese sentido se esbozan los principales
dioses junto a una ilustración de los mismos (algo que debe resultar atrayente
a los alumnos). También se menciona la estructura y el funcionamiento de los
templos, recurriendo también a fotografías e ilustraciones. En cuanto a la
creencia en la vida tras la muerte, se destacan sobre todo la arquitectura
funeraria, explicando las distintas tipologías y su estructura. El proceso de
momificación, imprescindible para esa vida de ultratumba, sólo es brevemente
descrito, sin entrar en muchos detalles, en Edelvives. Edebé en cambio da más
importancia al Libro de los Muertos, la ceremonia del pesaje de las almas, y la
vida en el más allá [Albolea Sánchez, 1998. 77].
En
cuanto al arte egipcio, ocupa en los libros en torno a dos páginas. Es tratado
como un apartado más salvo en el caso de Edelvives, que lo incluye dentro de
las actividades propuestas. Se va a insistir en primer lugar en su vinculación
con la religión y las creencias en la vida tras la muerte, así como en su
carácter propagandístico. La arquitectura va a tener un menor peso por haber
sido explicada en apartados anteriores en cuanto a su función, y sólo Edebé se
detiene en trazar sus características formales: formas rectilíneas,
colosalismo, arquitectura arquitrabada, multitud de elementos sustentantes… [Albolea
Sánchez, 1998, 77]. Respecto a la pintura y la escultura, se van a dar
características generales: frontalidad, hieratismo, idealización, falta de
perspectiva… [Grence Ruiz, 2011, 192]. A pesar de que hay una gran unidad en
3.000 años de historia, en este apartado se echa en falta más ejemplos que
ilustren las características citadas.
Por
último, dos de los libros consultados, Edebé y en menor medida Oxford, dedican
un apartado a los conocimientos científicos en el Antiguo Egipto. Se indican
sus destrezas en astronomía, geometría y matemáticas, mencionando su influencia
posterior en los griegos. También se destacan los conocimientos en anatomía y
cirugía, derivados de las técnicas de momificación, así como el desarrollo de
la farmacia y la medicina [Albolea Sánchez, 1998, 79].
Como
conclusión, los libros consultados mantienen unos apartados comunes con una
profundización similar, salvo quizás el caso de Edebé que resulta más serio en
sus explicaciones. Y es que los libros más modernos, como Oxford o Santillana,
tienden en mi opinión a infantilizar los contenidos, simplificando e
idealizando en ocasiones lo que se supone que debe ser explicado (aunque quizás
para un curso de 1º de la ESO no haya otro modo).
Propuestas de
complemento o modificación
Generales
Los
distintos apartados tratados (marco geográfico, periodización histórica,
sociedad, religión y muerte, arte…) se consideran por lo general en los libros
de texto como compartimentos aislados cuando en realidad los contenidos están
relacionados entre sí. Creo que resultaría útil para la comprensión del periodo
transmitir una visión más entrelazada de los apartados citados, de modo que el
alumno sea consciente de la unidad que los diversos temas tienen entre sí.
Particulares
Siguiendo
lo dicho anteriormente, en el caso del marco geográfico, creo que habría que
insistir en la vinculación de las crecidas anuales del Nilo y su determinante
influencia en el desarrollo de la vida en torno a sus márgenes, con la creencia
en la vida después de la muerte. Otra mejora creo que debería ser la
incorporación de un mapa que mostrase todo el recorrido del Nilo y también
sirviera para situar Egipto respecto a otras regiones del Mediterráneo.
En la
periodización histórica, es necesario relativizar la exactitud de las
cronologías ante la ausencia de certeza en torno al comienzo y final de las
principales etapas. Creo que es más útil dar al alumno cifras redondas que
ayuden en la distinción de los periodos. También me parece adecuado no comenzar
abruptamente con el Imperio Antiguo y hacer referencia al periodo de
neolitización del Nilo (5500-4000 a. C.), las primeras aldeas (Nagada I,
4000-3500 a. C.), los pequeños reinos y las luchas entre ellos (Nagada II,
3500-3100 a. C.) y el Egipto protodinástico o dinastía (3100-3000 a. C.). Los
periodos de crisis o decadencia que ponen fin a cada etapa tienen que ser
mencionados, pero también mínimamente explicados. Un eje cronológico que
incorporase tanto aquello que sucede antes del Imperio Antiguo como los
periodos medios o de crisis, creo que resultaría sumamente útil para la
comprensión de este apartado. Otra posibilidad dentro de la periodización
histórica, sería la presentación de las principales dinastías y su legado
artístico, pero como se habló en clase, esta información debería ser en todo
caso complementaria (algo que con la propia maquetación del libro podría quedar
implícito).
Respecto
a la organización social, creo que habría que marcar la diferencia existente
entre la clase dirigente (faraón, nobleza, altos funcionarios, sacerdotes) y el
resto de la población, los denominados dependientes (mayoría dedicada
principalmente a la agricultura, sin propiedad sobre la tierra…) [Alvar, 1994,
156]. Ya que se destaca la figura del escriba, podría resultar útil como
recurso didáctico la inclusión de un fragmento de la Sátira de los oficios para
mostrar la diversidad de profesiones, la carencia de categoría social de los
oficios artísticos y el reconocimiento de la profesión de escriba.
En
cuanto a la religión y la vida tras la muerte, también considero que habría que
diferenciar entre religión oficial, de la que disponemos muchos detalles, y las
prácticas de la mayor parte de la población que no tenía acceso a los cultos de
los grandes templos sino a santuarios locales de divinidades menores [Baines,
1992, 209]. Como se comentó en clase, también se podía hacer alusión –en un
segundo plano respecto a los contenidos generales– a conflictos religiosos como
la revolución osiriaca o las reformas religiosas de Akenaton. En este apartado
también habría que explicar el proceso de momificación (como hace Edelvives),
mencionando los precedentes en el Egipto predinástico, así como la ceremonia
del Libro de los Muertos (recogido en Edebé).
En el apartado dedicado al arte, creo que, manteniendo
las características comunes explicadas para todo el Antiguo Egipto, se podría
incorporar más ejemplos que dentro de esos esquemas mostraran peculiaridades de
determinadas dinastías (de nuevo, en un nivel de información jerárquicamente
inferior).
Por último, se podrían plantear actividades
complementarias, como una salida al Templo de Debod o el visionado de alguna
película relacionada con el tema, aunque evidentemente todo esto estaría en
función del tiempo disponible y del funcionamiento de la clase.
Conclusión
Como indicaba al principio, creo que habría que
transmitir una visión más compacta de los contenidos a explicar, sin caer en
distorsionar el periodo por la simplificación de los mismos. Ese creo que es
uno de los principales problemas, cómo explicar los distintos apartados sin
saturar al alumno con información pero a la vez sin desvirtuar la realidad de lo que se está
contando, o de lo que se debería estar contando.
Bibliografía
-Albolea, Juan José (1998), Geografía e Historia, ESO, Barcelona: Edebé.
-Algora Alba, Carlos (2002), Alonso Hernández, Isabel;
Morilla Díaz, Mª Reyes; Castiñeira Morales, Raquel; López Parra, Carlos; Mata
Comino, Fernando; Prieto Calonge, María Eugenia, Ciencias sociales ESO: curso 1, Zaragoza: Edelvives.
-Grence Ruiz, Teresa (2011), Caballero Martínez, José;
Espino de Torres-Peralta, Olga; Etxebarria Orella, Lourdes; Martín Bermejo,
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Madrid: Santillana.
-Carrasco Márquez, Celia (2011); Fernández Armijo, Mª
Isabel; Figueira Moure, Mª Isabel; González Carballo, Genaro; González
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Torres Escobar, Francisco, Ciencias
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-Bravo, Gonzalo (2006), Historia del mundo antiguo. Una introducción crítica, Madrid:
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-Alvar, Jaime; Bajo, Fe; Mangas, Julio; Placido, Domingo
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Historia Antigua, Madrid: Historia 16.
-Baines, John; Malek, Jaromir (1992), Egipto. Dioses, templos y faraones,
Madrid: Folio.
Comentario crítico.
ResponderEliminarPara comenzar me gustaría señalar que el análisis realizado por Pablo me parece muy acertado.
Creo que sería fundamental, en este tema, dejar muy claro la importancia que tiene el río Nilo para la civilización egipcia, aun que sea desde una óptica tan simple como señalar que sin el Nilo, Egipto no habría sido tal y como fue.
El factor tiempo también me parece algo vital, estamos hablando de una civilización que se desarrolla a lo largo de 3000 años. Es un periodo de tiempo muy largo, por lo tanto me parece importante señalar que durante todo ese tiempo se producen evoluciones en todos los ámbitos (básicamente señalar que no es una sociedad estática). Estas dos ideas (situación y tiempo) son, en mi opinión, la base para comenzar con este tema.
Estoy de acuerdo que es necesario situar Egipto en el marco del Mediterráneo, utilizando para ello un mapa.
También me parece bien la idea de que Egipto no brota un día y ya está, sino que hay un periodo anterior que lleva hasta eso, pero sin embargo, este punto, no creo que haya que desarrollarlo tanto, creo que con dejar claro que viene de "algo" anterior es suficiente, sin entrar en muchos más detalles.
Señalar que Egipto es una sociedad y que como tal abarca varios ámbitos (economía, religión, política...) que están estrechamente relacionados entre si.
Creo que hacer una periodización es muy importante, dando una serie de fechas clave para diferenciar los distintos periodos, así como hablar de los faraones más importantes y los que marcan una ruptura con lo anterior y posterior (para reafirmar la idea de que hay una evolución), explicando brevemente su figura (Ramsés II, Akenatón o la faraona Hatshepsut). También apuntar que hubo 30 dinastías, pero sin entrar, en este caso, en fechas (como mucho las que inician o cierran un periodo).
Por último señalar que, en mi opinión, los libros de texto no están nada mal. No son perfectos pero como base creo que sirven, tanto al alumno como al profesor, aun que sin duda, hay cosas que deben ser cambiadas y/o ampliadas.