viernes, 1 de noviembre de 2013

El Antiguo Egipto: análisis y propuestas para su enseñanza en 1º de la ESO


El Antiguo Egipto: análisis y propuestas para su enseñanza en 1º de la ESO

Pablo García Ureña
Introducción
   El Antiguo Egipto es un periodo muy atractivo para los alumnos, que fascinados por su paisaje, el colosalismo de sus arquitecturas y sus creencias en la vida de ultratumba, muestran más interés ante estos contenidos. Fascinación alimentada también por su carácter enigmático, especulaciones peregrinas en torno a su origen y por multitud de películas de escaso rigor histórico. En todo caso, nos encontramos con una gran estabilidad y unidad para 3000 años de historia, algo que facilita la comprensión del alumno. Evidentemente habría que atender a las peculiaridades de cada periodo en cuanto a dinastías más relevantes, su organización, los conflictos religiosos, las manifestaciones artísticas y los periodos de crisis. Como veremos, los libros de texto van a insistir en las generalizaciones dejando en un segundo plano o directamente obviando las particularidades de cada etapa.
El Antiguo Egipto en los libros de texto
   Como acercamiento a la visión que sobre Egipto se transmite en los libros de texto de secundaria, se han analizado los libros de las editoriales Edebé (Albolea Sánchez, 1998), Edelvives (Algora Alba, 2002), Santillana (Grence Ruiz, 2011) y Oxford (Carrasco Márquez, 2011).
   Los libros de texto consultados varían ostensiblemente en su extensión, que incluyendo los ejercicios que acompañan al final del capítulo dedicado al tema de Egipto, va de las 8 páginas de Edebé a las 20 de Oxford. Pero esta diferencia de extensión resulta engañosa, pues la diferencia estriba no tanto en la profundidad de las explicaciones como en el mayor o menor uso de grandes imágenes o ilustraciones en sus páginas. La realidad es que en cuanto a contenidos el nivel es muy similar, salvo quizás el caso de Edebé –el libro más antiguo– que profundiza un poco más en sus explicaciones.
   Respecto a la organización de los contenidos, los cuatro libros consultados mantienen una estructura similar: comienzan con un apartado dedicado al marco geográfico, continuado por la periodización histórica o la organización social –según el libro–, para seguir con la religión y la creencia en la vida después de la muerte,  finalizando con las manifestaciones artísticas.
   El espacio dedicado al marco geográfico es en torno a una página, en la que se incide en la importancia del río Nilo en el desarrollo de la civilización egipcia y se distingue entre Alto y Bajo Egipto. Se menciona la gran longitud del río, situando su inicio en el lago Victoria –lo que sería el Nilo Blanco, sin hacer referencia a su otro gran ramal que surge de Etiopía, el Nilo Azul. Por otra parte, se menciona la longitud del Nilo, pero ésta no aparece reflejada en los mapas que acompañan al texto –mapas que tampoco sitúan Egipto en relación a otras regiones. Se describe cómo las crecidas anuales del mismo permitían fertilizar las tierras de sus riberas posibilitando así la agricultura, base de la economía egipcia. En este sentido se insiste la dependencia de la población egipcia de esa regeneración anual propiciada por el Nilo. Así mismo se destaca como vía de comunicación y fuente de pesca y plantas de papiro, remarcando el modo en que la vida de la población egipcia dependía. A pesar de la insistencia de los libros de texto en la importancia determinante del Nilo, ninguno señala su influencia en la religión y la creencia en la vida tras la muerte.
   Las etapas de la historia de Egipto también se muestran en una página, distinguiendo tres o cuatro periodos: Imperio Antiguo, Imperio Medio, Imperio Nuevo y “Baja época” (en el libro de Oxford). Los libros comienzan esta periodización de un modo un tanto abrupto en el Imperio Antiguo sin hacer referencia a qué ocurría con anterioridad en la región, y resultaría útil presentar al alumno brevemente la neolitización, la evolución de las primeras aldeas a pequeños reinos y los conflictos entre ellos, hasta llegar al Egipto protodinástico o dinastía 0. En cuanto a la periodización de cada etapa, los libros no coinciden entre sí en ningún caso, por lo que sería conveniente relativizar su exactitud y dar cifras más redondas al alumno. A pesar de que en este apartado se trate de etapas y cronologías, sólo dos de los libros consultados incluyen un eje cronológico (Santillana y Oxford). Resulta muy clarificador el eje cronológico de Santillana ya que recoge las etapas de crisis (los llamados periodos intermedios), algo que en el resto de libros consultados es obviado. Tampoco se van a hacer distinciones entre dinastías, aunque podría ser interesante un acercamiento a las más importantes.
  Cada una de las etapas va a ser tratada de modo esquemático, sin explicar mínimamente las características que se dan como esenciales. En el Imperio Antiguo, se esboza la figura del faraón, citando varios faraones famosos por su legado arquitectónico y mencionando la capital, Menfis. El final del periodo sólo es explicado por Edebé [Albolea Sánchez, 1998, 73], señalando los conflictos religiosos y la pérdida de poder del faraón como causas de dicho final.
   Del Imperio Medio se destaca el cambio de la capital a Tebas y la expansión territorial hacia el sur, definiendo el periodo como “prosperidad y renacimiento en la cultura egipcia” [Algora Alba, 2002, 136] pero sin entrar en detalles. El final del Imperio Medio se justifica por la invasión de pueblos extranjeros.
   Respecto al Imperio Nuevo se destacan los faraones más señalados y la continuación de la expansión territorial. En este periodo los libros consultados sí van a detenerse algo más en las causas de sus crisis, aludiendo a los conflictos religiosos y al creciente poder de la casta sacerdotal en detrimento del poder del faraón, hasta llegar a los ataques de los denominados pueblos del mar. Como punto final de la periodización, se menciona la debilidad de Egipto durante el último milenio y el dominio extranjero hasta llegar a convertirse en provincia romana.
   En cuanto a la organización social, las funciones de cada grupo van a ser esbozadas en una o dos páginas. Llama la atención la ingenuidad que fomenta Oxford, ya que tras citar al faraón y al grupo dirigente, denomina a soldados, campesinos, artesanos y extranjeros “como el resto de las personas libres” [Carrasco Márquez, 2011, 172]. En contraste, Santillana explica que ese sector mayoritario de la población estaba “sometido a las decisiones del faraón, los nobles y los sacerdotes” [Grence Ruiz, 2011, 185]. Los escribas van a recibir una mayor atención, destacando su consideración social y dedicando un apartado a la escritura en Egipto. En este aspecto destaca Edebé, que muestra ejemplos de escritura jeroglífica, demótica e hierática, y menciona a Champollion y la piedra Rosetta [Albolea Sánchez, 1998, 75]. Dentro del apartado de la sociedad egipcia destacan Oxford y Santillana por incorporar un apartado dedicado a la situación de la mujer en el Antiguo Egipto, destacando que gozaban de mayor libertad que en otras civilizaciones y citando a Hatshepsut y Cleopatra.
   La religión y la creencia en la vida tras la muerte es otro de los apartados comunes a los libros consultados. Su extensión es variable, de una a cuatro páginas, pero como se indicaba en la introducción, depende en gran medida de la cantidad de espacio que ocupen las imágenes que acompañan al texto. Se va a resaltar la importancia de la religión en Egipto, aludiendo también a su carácter politeísta y zoomorfo. En ese sentido se esbozan los principales dioses junto a una ilustración de los mismos (algo que debe resultar atrayente a los alumnos). También se menciona la estructura y el funcionamiento de los templos, recurriendo también a fotografías e ilustraciones. En cuanto a la creencia en la vida tras la muerte, se destacan sobre todo la arquitectura funeraria, explicando las distintas tipologías y su estructura. El proceso de momificación, imprescindible para esa vida de ultratumba, sólo es brevemente descrito, sin entrar en muchos detalles, en Edelvives. Edebé en cambio da más importancia al Libro de los Muertos, la ceremonia del pesaje de las almas, y la vida en el más allá [Albolea Sánchez, 1998. 77].
   En cuanto al arte egipcio, ocupa en los libros en torno a dos páginas. Es tratado como un apartado más salvo en el caso de Edelvives, que lo incluye dentro de las actividades propuestas. Se va a insistir en primer lugar en su vinculación con la religión y las creencias en la vida tras la muerte, así como en su carácter propagandístico. La arquitectura va a tener un menor peso por haber sido explicada en apartados anteriores en cuanto a su función, y sólo Edebé se detiene en trazar sus características formales: formas rectilíneas, colosalismo, arquitectura arquitrabada, multitud de elementos sustentantes… [Albolea Sánchez, 1998, 77]. Respecto a la pintura y la escultura, se van a dar características generales: frontalidad, hieratismo, idealización, falta de perspectiva… [Grence Ruiz, 2011, 192]. A pesar de que hay una gran unidad en 3.000 años de historia, en este apartado se echa en falta más ejemplos que ilustren las características citadas.
    Por último, dos de los libros consultados, Edebé y en menor medida Oxford, dedican un apartado a los conocimientos científicos en el Antiguo Egipto. Se indican sus destrezas en astronomía, geometría y matemáticas, mencionando su influencia posterior en los griegos. También se destacan los conocimientos en anatomía y cirugía, derivados de las técnicas de momificación, así como el desarrollo de la farmacia y la medicina [Albolea Sánchez, 1998, 79].
   Como conclusión, los libros consultados mantienen unos apartados comunes con una profundización similar, salvo quizás el caso de Edebé que resulta más serio en sus explicaciones. Y es que los libros más modernos, como Oxford o Santillana, tienden en mi opinión a infantilizar los contenidos, simplificando e idealizando en ocasiones lo que se supone que debe ser explicado (aunque quizás para un curso de 1º de la ESO no haya otro modo).
Propuestas de complemento o modificación
Generales
  Los distintos apartados tratados (marco geográfico, periodización histórica, sociedad, religión y muerte, arte…) se consideran por lo general en los libros de texto como compartimentos aislados cuando en realidad los contenidos están relacionados entre sí. Creo que resultaría útil para la comprensión del periodo transmitir una visión más entrelazada de los apartados citados, de modo que el alumno sea consciente de la unidad que los diversos temas tienen entre sí.
Particulares
   Siguiendo lo dicho anteriormente, en el caso del marco geográfico, creo que habría que insistir en la vinculación de las crecidas anuales del Nilo y su determinante influencia en el desarrollo de la vida en torno a sus márgenes, con la creencia en la vida después de la muerte. Otra mejora creo que debería ser la incorporación de un mapa que mostrase todo el recorrido del Nilo y también sirviera para situar Egipto respecto a otras regiones del Mediterráneo.
  En la periodización histórica, es necesario relativizar la exactitud de las cronologías ante la ausencia de certeza en torno al comienzo y final de las principales etapas. Creo que es más útil dar al alumno cifras redondas que ayuden en la distinción de los periodos. También me parece adecuado no comenzar abruptamente con el Imperio Antiguo y hacer referencia al periodo de neolitización del Nilo (5500-4000 a. C.), las primeras aldeas (Nagada I, 4000-3500 a. C.), los pequeños reinos y las luchas entre ellos (Nagada II, 3500-3100 a. C.) y el Egipto protodinástico o dinastía (3100-3000 a. C.). Los periodos de crisis o decadencia que ponen fin a cada etapa tienen que ser mencionados, pero también mínimamente explicados. Un eje cronológico que incorporase tanto aquello que sucede antes del Imperio Antiguo como los periodos medios o de crisis, creo que resultaría sumamente útil para la comprensión de este apartado. Otra posibilidad dentro de la periodización histórica, sería la presentación de las principales dinastías y su legado artístico, pero como se habló en clase, esta información debería ser en todo caso complementaria (algo que con la propia maquetación del libro podría quedar implícito).
  Respecto a la organización social, creo que habría que marcar la diferencia existente entre la clase dirigente (faraón, nobleza, altos funcionarios, sacerdotes) y el resto de la población, los denominados dependientes (mayoría dedicada principalmente a la agricultura, sin propiedad sobre la tierra…) [Alvar, 1994, 156]. Ya que se destaca la figura del escriba, podría resultar útil como recurso didáctico la inclusión de un fragmento de la Sátira de los oficios para mostrar la diversidad de profesiones, la carencia de categoría social de los oficios artísticos y el reconocimiento de la profesión de escriba.
   En cuanto a la religión y la vida tras la muerte, también considero que habría que diferenciar entre religión oficial, de la que disponemos muchos detalles, y las prácticas de la mayor parte de la población que no tenía acceso a los cultos de los grandes templos sino a santuarios locales de divinidades menores [Baines, 1992, 209]. Como se comentó en clase, también se podía hacer alusión –en un segundo plano respecto a los contenidos generales– a conflictos religiosos como la revolución osiriaca o las reformas religiosas de Akenaton. En este apartado también habría que explicar el proceso de momificación (como hace Edelvives), mencionando los precedentes en el Egipto predinástico, así como la ceremonia del Libro de los Muertos (recogido en Edebé).
   En el apartado dedicado al arte, creo que, manteniendo las características comunes explicadas para todo el Antiguo Egipto, se podría incorporar más ejemplos que dentro de esos esquemas mostraran peculiaridades de determinadas dinastías (de nuevo, en un nivel de información jerárquicamente inferior).
   Por último, se podrían plantear actividades complementarias, como una salida al Templo de Debod o el visionado de alguna película relacionada con el tema, aunque evidentemente todo esto estaría en función del tiempo disponible y del funcionamiento de la clase.
Conclusión
   Como indicaba al principio, creo que habría que transmitir una visión más compacta de los contenidos a explicar, sin caer en distorsionar el periodo por la simplificación de los mismos. Ese creo que es uno de los principales problemas, cómo explicar los distintos apartados sin saturar al alumno con información pero a la vez sin desvirtuar la realidad de lo que se está contando, o de lo que se debería estar contando.
Bibliografía
-Albolea, Juan José (1998), Geografía e Historia, ESO, Barcelona: Edebé.
-Algora Alba, Carlos (2002), Alonso Hernández, Isabel; Morilla Díaz, Mª Reyes; Castiñeira Morales, Raquel; López Parra, Carlos; Mata Comino, Fernando; Prieto Calonge, María Eugenia, Ciencias sociales ESO: curso 1, Zaragoza: Edelvives.
-Grence Ruiz, Teresa (2011), Caballero Martínez, José; Espino de Torres-Peralta, Olga; Etxebarria Orella, Lourdes; Martín Bermejo, Gabriela; Perales Álvarez, Antonia; Prieto Renieblas, Gabriel; Ramírez Muriana, David, Geografía e Historia 1 ESO, Madrid: Santillana.
-Carrasco Márquez, Celia (2011); Fernández Armijo, Mª Isabel; Figueira Moure, Mª Isabel; González Carballo, Genaro; González Carballo, Juan Luis; Marcos Martínez, Alfredo; Sierra Padilla, Guadalupe; Torres Escobar, Francisco, Ciencias Sociales. Geografía e Historia 1º ESO, Madrid: Oxford.
-Bravo, Gonzalo (2006), Historia del mundo antiguo. Una introducción crítica, Madrid: Alianza editorial.
-Alvar, Jaime; Bajo, Fe; Mangas, Julio; Placido, Domingo (1996), Manual de historia universal. 2. Historia Antigua, Madrid: Historia 16.
-Baines, John; Malek, Jaromir (1992), Egipto. Dioses, templos y faraones, Madrid: Folio.

1 comentario:

  1. Comentario crítico.
    Para comenzar me gustaría señalar que el análisis realizado por Pablo me parece muy acertado.
    Creo que sería fundamental, en este tema, dejar muy claro la importancia que tiene el río Nilo para la civilización egipcia, aun que sea desde una óptica tan simple como señalar que sin el Nilo, Egipto no habría sido tal y como fue.
    El factor tiempo también me parece algo vital, estamos hablando de una civilización que se desarrolla a lo largo de 3000 años. Es un periodo de tiempo muy largo, por lo tanto me parece importante señalar que durante todo ese tiempo se producen evoluciones en todos los ámbitos (básicamente señalar que no es una sociedad estática). Estas dos ideas (situación y tiempo) son, en mi opinión, la base para comenzar con este tema.
    Estoy de acuerdo que es necesario situar Egipto en el marco del Mediterráneo, utilizando para ello un mapa.
    También me parece bien la idea de que Egipto no brota un día y ya está, sino que hay un periodo anterior que lleva hasta eso, pero sin embargo, este punto, no creo que haya que desarrollarlo tanto, creo que con dejar claro que viene de "algo" anterior es suficiente, sin entrar en muchos más detalles.
    Señalar que Egipto es una sociedad y que como tal abarca varios ámbitos (economía, religión, política...) que están estrechamente relacionados entre si.
    Creo que hacer una periodización es muy importante, dando una serie de fechas clave para diferenciar los distintos periodos, así como hablar de los faraones más importantes y los que marcan una ruptura con lo anterior y posterior (para reafirmar la idea de que hay una evolución), explicando brevemente su figura (Ramsés II, Akenatón o la faraona Hatshepsut). También apuntar que hubo 30 dinastías, pero sin entrar, en este caso, en fechas (como mucho las que inician o cierran un periodo).
    Por último señalar que, en mi opinión, los libros de texto no están nada mal. No son perfectos pero como base creo que sirven, tanto al alumno como al profesor, aun que sin duda, hay cosas que deben ser cambiadas y/o ampliadas.

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